12 jul 2017

Con adioses cargados de rabia, con "te extraño" mentiroso. Siempre preso de lo que me valga, por que me vale muy poco si el destino me tira en un lugar perdido o en el mismísimo paraíso. Siempre por cuestiones de no volarme, es que todavía no me creo ser el globo que soy. Que me sigo atando al suelo... ¿Tan errante seré en mi visión que me cuesta tanto ver que no llego a donde voy? Que no cargo con el libro que me prometí ser, ni me acerco a ser el vomito de mis ideas. Que todavía le debo al fisco de la vida, tantos impuestos y cargos por sobre actuaciones de mis propias obras dramáticas.
Y sigo dejando mensajes en mi piel, con la loca idea de que un día otra alma forastera me descifre como Giza para poder soltar todas mis maldiciones forjadas con el odio que tengo hacia el tiempo y padecer libremente de destruir cada gramo de lo que me rodea para poder sentirme en esa nada que la palpo pero que jamas me rodea. En cuestiones con la almohada, cuando las estrellas se vuelven protagonistas de la noche, no le busco la respuesta al porque debo dormirme con el infinito si no mas bien en porque uno no puede desfrutar el sueño sin convertirlo en pesadilla mientras dure.

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