En esta vida tan punto muerto,
con freno de mano al mango.
Siempre con el mismo trago,
el del barman de la vida, el asqueroso.
Felicidad con fecha de pago vencida
y risas falsas tan bien vestidas.
A contracorriente como el salmón,
dando todo, sin salir, cansado.
La ciudad se me mea a carcajeo,
los pasillos me entienden en la noche.
Los espejos se me hacen los vivos
y la amargura me echa del boliche.
Gritando tanto silencio,
acurrucado, bien mojado.
Tan yo, tan nunca olvido,
prendo pucho, pienso, rió.
Así vivo, soga al cuello,
segundo piso, depto uno y medio.
Sótano en terraza,
vista a la desgracia.
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