7 dic 2020

Las tres damas

Me acompañan cada día, desde el momento en que despierto, hasta cuando mi cansancio dice basta. Me doblan la espalda y el alma, pero ignoro el dolor que aumenta poco a poco. Se sientan a mi lado y me respiran en la nuca cuando intento sacar lo mejor de mi. Las llevo a todos lados, aunque se esconden detrás de la sonrisa y mis chistes. Esas son las tres damas, mis fieles acompañaste, que no podes ver ni escuchar. Eclipsan el día, se insertan en los huesos y los pensamientos. Me llevan a los peores lugares, aunque todavía no fui a ellos. No se como ahuyentarlas, como deshacerme de ellas, ni el éxtasis camuflan su presencia. Me recuerdan los retazos que quedan de mi presencia, de como me desvanezco y me olvido de lo que ya quedo muy lejos. No tienen piedad por nadie, asustan hasta los peores temores. No me dejan vivir ni morir en paz. Están saboreándome pero no terminan de devorarme. Leen la historia sin fin, hasta el fin, de corrido. Me quitan mi mejores armas y las usan en mi contra. Tratan de ayudarme a no ayudarme. Se van solo por instante, cuando la ignorancia del presente se me presenta. Las tres damas son así, dan, quitan, embellecen, secan, toman del mismo rio donde antes bebían otros. No se cuanto mas tiempo las aguante, cuanto pueda tolerarlas, no lo se y eso me asusta. Son lo opuesto a la jungla, son el desierto, son lo opuesto al poder, son la impotencia. Son ellas o yo ¿O somos?

 



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