Mi compañero no se da cuenta cuando lloro ni cuando el alma me pesa. No comprende mis palabras cuando le explico que es lo que me pasa. No sabe que algún día de tanta emoción va a terminar arrancándome el brazo. No tiene límites, no comprende cuando estoy enojado con él. Tampoco que no soy la mejor persona del mundo. No entiende cuando me voy a comprar cigarrillos o me voy tres meses a cualquier parte del mundo. No distingue a la gente buena de la mala. Sin embargo jamas lo vi triste en mi presencia... aunque me dijeron que en mi ausencia si lo estaba. Nunca me negó su amor en los momentos que más lo necesitaba. Sus ojos tienen ese vació de maldad que en muy pocos logre ver. Me observa como si fuera lo mejor que le paso en la existencia cuando siento que nadie me valora. Me da esos empujones cuando estoy por desplomarme. Agradezco cada día que la vida te puso en mi travesía. No imagino ningún mañana sin tus ladridos. Espero seguir aprendiendo de vos, me enseñas a apreciar las cosas de una manera que antes no interpretaba. A no limitarme en lo que siento y tratar de ignorar cuando la vida aprieta un poco.
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